seiscientos gorriones te bajaron del cielo
por mis delirios
por tus pezones
por tus cabellos
iluminando tu silueta la travesía
cada trazo conteniendo el universo
recogiendo mis plegarias
tornándolas luz
alojado el viento en tu cuello
oscilan tus pechos y me hacen llorar
el sol se humilla
se esconde
te observo
sonríes
meciendo tus caderas al son del verso
implacable el caos entre mis piernas
sanguinarias convulsiones que revientan
obsequiando la pequeñez de una muerte
te delatas blanda y afable
impulsiva y fogosa
maestra en las artes
y en los ritos de las carnes
seré yo tu esclava sagrada
diosa del mar emergida y castrante
descendiente tuya me proclamo
fecunda
cuantas veces invocaré tus pechos
cuantas mas relegarás mis labios
maldigo la infinitud que te acontece
entre sexos
y gorriones
y delirios
